Un empate fue suficiente para conseguir el segundo título de la temporada. Los de Eloy Basilio consiguieron adelantarse en el marcador frente a Loiola Indautxu en una primera mitad en la que fueron superiores.

Los acercamientos al área rival fueron múltiples y diversos en los primeros 45 minutos de partido, aunque el gol llegaría a la salida de un córner botado por Mario. Mikel Eguskiza mandó el balón al fondo de la red con un cabezazo, dando al partido los primeros tintes de campeonato, y aportando una generosa dosis de confianza y tranquilidad al equipo.

Algo que fue disipándose con el comienzo de la segunda mitad. La presión volvió a aparecer. El Liola hizo cambios y encontraron el premio del gol tras una buena combinación colectiva en el 70′. En Mallona se palpaba la tensión, pues la consecución del título dependía, en ese momento, de lo que hiciera el Indautxu frente al Aretxabaleta en Iparralde. Los visitantes comenzaron adelantándose con un contundente 0-2, pero el Indautxu llegó a ponerse 3-2 justo antes de que empatara el Loiola en Mallona. Sólo valía ganar.

El gol de los nuestros no llegaba, aunque el equipo no paró de intentarlo. El reloj corría en contra y los jugadores, desde dentro, preguntaban cómo iba el partido en Iparralde, conocedores de que allí podría decidirse el final.

Y el final llegó. Silencio sepulcral en Mallona. Había que esperar. De repente, el banquillo del Danok comenzó a gritar con todas sus fuerzas. El Aretxabaleta le había dado la vuelta al marcador y eso daba el título a los de Eloy Basilio.


Un temporada brillante que terminó con el broche de oro. El título de liga in extremis para un equipo que lo ha merecido desde el principio.
75 puntos en 34 partidos. Solo 5 derrotas. Más de 2,5 goles por partido. Un fútbol atractivo y valiente con el que han progresado todos los jugadores de la plantilla.
Eskerrik asko, eta zorionak!

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