Buen inicio de liga, en sendos partidos jugando como foráneos, tanto para el Juvenil División Honor y como para el Juvenil Liga Nacional. Los pupilos de Xabi Martín vencieron en Logroño al Valvanera por 1-2 con tantos de Corral, de espectacular falta, e Irusta, que hizo el gol del triunfo final después de que los riojanos igualaran la contienda justo tras el descanso. El próximo rival será el Deportivo Alavés en Mallona. Por otro lado, el Danok Bat Juvenil B, conjunto entrenado por Asier Ormaza y Toño Gomes, sacó petroleo de su visita a Txolon frente al Amorebieta al que ganó por 0-1, con un único tanto de Mikel Braceras, logrado en el tiempo de descuento tras un pase de Ekain. El próximo partido será ante el Hernani en Mallona

DANOK BAT JUVENIL DIVISIÓN HONOR: Ander Ordoñez, Markel Arana, Unai López, Dani Jiménez (Adrián Pérez ‘Bolo’), Mikel Corral (Ander Durán), Yeray Cuello, Aitzol González (Danel Agudo), Jon López, Alex Díez (Dani Jiménez), Unai Buján y Jon Irusta.

SUFRIDA PERO MÁS QUE MERECIDA VICTORIA EN LOGROÑO
En el fútbol, por mucho que haya evolucionado en gran parte de sus facetas, hay axiomas que se repiten desde los tiempos de Mister Pentland y que siempre conviene tener en cuenta. Y la combinación de «no hay rival pequeño» y «quien perdona lo termina pagando» suele ser una de las que con más frecuencia se constatan sobre los terrenos de juego de todas las categorías.
El sábado en El Salvador, a punto estuvo el Juvenil A de sucumbir ante la fusión de estas dos aplastantes y obstinadas premisas. La diferencia entre ambos equipos, más que evidente sobre el terreno de juego a favor del Danok. Las oportunidades para que haber solventado el encuentro en la primera parte, varias e indiscutibles, entre ellas un penalti errado. Y sin embargo, los de Xabi Martin estuvieron a punto de dejarse dos puntos y llevarse muy mal sabor de boca de la capital riojana. Afortunadamente, a falta de diez minutos para el final, la insistencia visitante tuvo su premio en forma de victoria tan merecida como sufrida.
En la primera mitad, el Danok ofreció una gran versión de su fútbol más ofensivo. Con orden en las salidas, un centro del campo muy superior al local, y las bandas a pleno rendimiento, el equipo bilbaíno mostró una superioridad aplastante sobre el Valvanera. En el minuto 10 llegaría la primera ocasión clara en forma de penalti a Jon López, uno de los destacados del choque, que Unai Buján lanzaría fuera tras tocar en el palo. Pequeño jarró de agua fría que no desanimó a los visitantes. Diez minutos más tarde llegaría el primer gol, en una falta directa que Mikel Corral transformó de forma impecable, con lo que se reivindica como uno de los valores más efectivos del equipo a balón parado.
En el 31, Buján dispuso de otra gran oportunidad solo ante el portero, pero en esta ocasión se le fue muy por encima del larguero. Los locales, ante la avalancha que se les venía encima, optaron por imprimir fuerza y contacto al juego. Las tarjetas amarillas, que fueron pocas, no amilanaron a los locales, que convirtieron el partido en un continuum de faltas y «recaditos» que calentaron el partido más de lo conveniente.
Al regreso del descanso, el susto. Apenas reiniciado el encuentro, el Valvanera aprovechaba una pérdida de balón por la banda para hilar una jugada rápida que culminó con el balón en la red de Ander, que nada pudo hacer por evitar el empate en un disparo raso en el interior del área.
Y a partir de ahí, lo que había sido tranquilidad y control en el juego, se vio trastocado por la ansiedad y los nervios. El dominio seguía siendo del Danok, pero el reloj apuraba y fueron demasiadas las jugadas en las que el ansia descontrolada forzaba jugadas individuales de los bilbaínos, que no encontraban recompensa. Muchas llegadas, pero con más pasión que cerebro. Además, con el paso de los minutos aumentaba la rudeza en el juego y el empate empezaba a ser una opción plausible.
Finalmente, se impuso la lógica tras una jugada de las que se prodigaron en la primera parte: una sucesión de pases certeros se cierra con un pase en profundidad de Jon López a Markel Arana, que coloca un balón raso en el área para que Jon Irusta lo incrustara en la red.
No hubo mucha más historia, a no ser por una pequeña tangana tras el pitido final, fruto de una mezcla de la tensión del resultado y la decidida –y legítima– apuesta local por el contacto. Afortunadamente, todo quedó en unos empujones y, eso sí, la expulsión por roja directa de David Cejudo, el portero local.

DANOK BAT JUVENIL LIGA NACIONAL: Unai Josu González, Imanol Luengo, Ander González, Julen Marín, Mikel Elorriaga, Diego Pose, Anton Fruniz (Gorka García), Mikel Braceras, Álvaro Fernández (Ekain Etxebarria), Asier Ayarza (Julen Delgado) y Jon Suárez (Jon Ordeñana).

Poca historia dejó escrita el encuentro de Txolon entre el Amorebieta y el Danok B. Si acaso la importancia de los tres puntos que cayeron de la balanza bilbaína en una de las contadas ocasiones que se vivieron en terreno zornotzarra y fue casi ya sobre la bocina final. El partido resultó muy gris. El Amorebieta montó una tela de araña en el centro del campo difícil de superar. Demasiado juego interrumpido, faltas, balones fuera. Los azules lo intentaron desde fuera del área y en jugadas a balón parado, sobre todo en saques de esquina, pero Unai Josu estuvo muy atento. El Danok tuvo una ocasión en la primera parte en un centro de Mikel desde la derecha que remató Ayarza en el segundo palo flojo, porque no llegó bien al remate. En la segunda mitad los bilbainos mejoraron, con mayor juego por las bandas e imprimiendo mayor velocidad en su juego. El tanto llegó desde la defensa cuando Ander González mettió un pase que recibió Mikel de espaldas al borde del área, habilitó a Diego Pose que abrió a la banda derecha para encontrar a Ekain para que se inventó un buen centro con éxito, ya que encontró la cabeza de Mikel para sentenciar en el segundo palo cuando estaba el tiempo de prolongación.

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